Semana 4: “Aprovechando el Espíritu Santo”

Oscar Pitán, Guatemala

Día 3: “Vida en tiempos bíblicos”

 

Toma tu Biblia y lee Romanos 8:1-27, realiza un breve repaso de lo que has aprendido en los dos días previos. Ahora traslademos nuestra mente a la Roma en el tiempo del apóstol Pablo. Aproximadamente en el año 50 el emperador Claudio promulgó un edicto en el que ordenaba la expulsión de todos los judíos que habitaban la ciudad de Roma, al parecer habían ocurrido algunos conflictos a causa de un tal “Crestus”; transcurrieron aproximadamente cinco años para que se les permitiera a los judíos ingresar nuevamente a Roma. 

Entre los que volvieron también estaban los judíos cristianos.  La expulsión de los judíos se debió en gran parte a que estos se negaban a adorar a los dioses del imperio; además, tener por Dios a un crucificado generaba sospechas y desconfianza entre los romanos.  Los gentiles cristianos que no fueron expulsados vivieron en la clandestinidad, reuniéndose por la noche; fue en ese momento que adoptaron diferentes signos para reconocerse sin levantar sospechas ante los paganos.  Esta unión entre culturas tan distintas como las judías y las gentiles provocó numerosas disensiones en lo que a prácticas religiosas se refiere, algunos ejemplos eran el guardar el sábado y la circuncisión.  Así que Pablo se topó con una iglesia llena de conflictos y sin una unidad real.  

A pesar de que la iglesia actual no está divida culturalmente entre judíos y gentiles, si lo está en cuanto a prácticas; es por ello que debemos orar al Señor, meditar en su Palabra y someternos al Espíritu Santo para encontrar en las enseñanzas bíblicas lo que realmente representa la unidad de los cristianos.  La iglesia en América no está siendo expulsada o perseguida por los gobiernos, pero sus creencias sí están bajo ataque, y se ha sentado en el banquillo de los acusados enseñanzas tales como el matrimonio, la familia, la sexualidad, la vida y el velar por el bien de los demás.  

Hoy encontramos una sociedad sumida en el secularismo, en el egoísmo y enfocada en el bien personal por encima de el de los demás. Volvamos una vez más a Romanos 8:1-27 y extraigamos juntos los principios que nos conectan con la enseñanza sobre el Espíritu Santo.

Estar en Cristo es vivir bajo la influencia del Espíritu Santo y, por lo tanto, libres de la condenación.  Si estás en Cristo y caminas en el Espíritu, eres completamente libre de condenación, sin importar raza, nación, etnia, cultura o lenguaje.

Ocuparse de la carne resulta en muerte, mientras que ocuparse del Espíritu resulta en vida y paz.  La sociedad actual se está ocupando en la carne, se realza el éxito material, se antepone el placer egoísta y se rinde al culto del bien personal; pero la Escritura nos anima a ocuparnos del Espíritu, a alimentar el alma, a cultivar los valores espirituales, a exaltar a Dios y a someternos a Cristo.

Enfoquémonos en la gloria venidera y no en las aflicciones presentes.  Recuerda lo que dice Romanos 8:18, “Pues tengo por cierto que las aflicciones del tiempo presente no son comparables con la gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse”

Toma una hoja de papel y un lápiz, ahora realiza el siguiente ejercicio. Anota una situación que te haya provocado preocupación o angustia, si consideras que no hay alguna en este momento, entonces anota alguna que en el pasado te haya preocupado. Ahora escribe lo que dicha situación te provoca; posteriormente escribe lo que tú puedes hacer para mejorar dicha situación.  Lee la lectura asignada y anota lo que la Palabra de Dios te dice para enfrentar la situación que estás viviendo.

Veamos un ejemplo, una situación de una persona con niveles altos de azúcar. ¿Qué me provoca?  Tristeza por estar enfermo, preocupación por poder perder la visión, por el costo de los medicamentos, etc. ¿Qué puedo hacer para mejorar dicha situación?  Respetar la dieta, hacer ejercicio, dormir las horas necesarias, disfrutar la presencia de las personas que amo, leer un libro, etc. ¿Qué beneficios otorga ser agradecido y cambiar mis hábitos diarios?  Paz a mi corazón, contentamiento, alegría.

 Lee Romanos 8:1-27 y anota los pasajes referentes al Espíritu que te fortalezcan: por ejemplo “Y si el Espíritu de aquel que levantó de los muertos a Jesús mora en vosotros, el que levantó de los muertos a Cristo Jesús vivificará también vuestros cuerpos mortales por su Espíritu que mora en vosotros.” (8:11). Culmina con una oración, agradece al Espíritu por morar en ti y por el consuelo y fortaleza que brinda a tu vida.